Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, su boca que era mía ya no me besa más. Se apagaron los ecos de su reir sonoro y es cruel este silencioque me hace tanto mal... Fue mia la piadosa dulzura de sus manos, que dieron a a mi pecho, caricias de bondad, las lágrimas trenzadas se niegan a brotar, y no tengo el consuelo de poder llorar... Por qué sus alas tan cruel quemo la vida por qué esa mueca siniestra de la suerte Quise abrigarla y más pudo la muerte, cómo me duele y se ahonda esa herida. Yo sé que ahora vendran caras extrañas Hoy esta sólo mi corazón Como perros de presa, las penas traicioneras,