De chiquilín te miraba de afuera como a esas cosas que nunca se alcanzan... La ñata contra el vidrio en un azul de frío, que solo fue después vivendo igual al mio... Como una escuela de todas las cosas ya de muchacho me diste entre asombros el cigarrillo la fe en mis sueños y una esperanza de amor... ¿Cómo olvidarte en esta queja, cafetín de Buenos Aires si sos lo único en la vida que se pareció a mi vieja? En tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas, yo aprendí filosofía dados timba y la poesía cruel de no pensar más en mí... Me diste en oro un puñado de amigos,